Degeneración discal: ¿Qué es realmente?
Hoy hacemos 2 años en la clínica de Donostia de “Clínicas de Espalda Athlon”, poco a poco vamos haciéndonos mayores nosotros también. Por eso, hoy nos toca hablar sobre el envejecimiento y la degeneración de la columna.
El proceso normal del envejecimiento se acompaña del fenómeno degenerativo del raquis. Según las últimas investigaciones, a los 40 años se observa una degeneración moderada en el 65% de los discos de las mujeres y en el 80% de los hombres. Se sabe también que hay factores que ayudan a que éste proceso natural avance más rápido, como podría ser el tabaco, ciertos deporte o trabajos pesados.
Según Kirkaldy-Willis, existen tres estadios de degeneración discal:
Disfunción: Se da entre los 20-45 años de edad. La altura del disco intervertebral va perdiendo altura, por lo que el peso axial se empieza a cargar en las facetas.
Inestabilidad: Se produce entre lo 45 y los 60-70 años. El disco soporta en bipedestación el 80% de las cargas axiales y las facetas el 20% restante. Dependiendo de la altura del disco, la carga se distribuirá en las facetas proporcionalmente, lo que producirá cierta inestabilidad. De esta manera, se producen fenómenos artrósicos, engrosamientos de los ligamentos (amarillo y el lig. longitudinal posterior) , etc. que podrían derivar en lo que se llama la estenosis blanda y dinámica, aumentando en extensión y en bipedestación.
Estabilización: Se produce a partir de los 60 años. Comienza con la producción de osteofitos para estabilizar la zona, sin embargo contribuirán a la estenosis de canal. A esta estenosis estructural se le sumará la inestabilidad estática bien asimétricamente en forma de dislocaciones rotatorias o bien simétricamente con una listesis degenerativa cuando fallan las articulaciones posteriores. Los estudios han demostrado que durante la extensión, el ligamento amarillo se engrosa, por lo que eso explica que la sintomatología clínica mejora con la cifosis lumbar.
Cabe decir que se debe de conocer bien la fisiopatología de la degeneración para poder realizar una distinción entre lo fisiológico y lo patológico para poder realizar un tratamiento correcto a partir de la etiopatogenia del dolor del paciente.
Para cuidar la salud de los discos y de la columna, el ejercicio de fortalecimiento muscular es imprescindible, con supervisión profesional e individualizado en las fases de dolor. Es importante también llevar una vida activa y evitar el sedentarismo.